Discernimiento Ignaciano
Discernir: Es distinguir algo de otra cosa, y señalando que existe una diferencia entre estas. Es como cuando decides si estudiar o no para un examen, previamente pensando en las consecuencias de cada cosa, si estudias lo más probable es que pases el examen. Por otro lado, si no estudias, lo más probable y factible es que ni siquiera te acerques a pasar el examen y, por ende, la materia.
San Ignacio de Loyola, esa persona de la cual se nos ha "inculcado" mucho, sea cual sea tu longevidad en la Pereyra, creo lo que el llamó y que a su vez nosotros llamamos Ejercicios Espirituales. Estos consistían en una serie de meditaciones, oraciones y ejercicios mentales que al parecer están diseñados para el mejor aprovechamiento de cada persona, adaptado a lo piensas y sientes.
El discernimiento Ignaciano es un método que ayuda a distinguir entre el buen espíritu y el mal espíritu, saber de dónde provienen, desde los movimientos interiores. Es estar consciente de que Dios nos ayudará a tomar buenas decisiones, aún estando presentes de vernos motivados por fuerzas contradictorias o contrarias entre sí. Puedes preguntarte ¿Para qué me podría servir esto? Podríamos poner el ejemplo de una persona con baja economía y tarde o temprano se pregunta cómo puede mejorar su situación, si tiene familia por mantener. Lo más común es que se dedique o que opte por actos delictivos y que sus seres queridos queden en peligro gracias a él. Viéndolo desde un punto metafórico, si esta persona optara por discernir, podría encontrar una manera noble e inclusive factible para encontrar una manera de sustentarse a él y a su familia. Ese el problema con las personas actualmente, buscan la solución más fácil a sus problemas y evitan a toda costa buscar una solución factible.
En mi punto de vista el discernir (sea o no sea Ignacianamente) debe ser parte del pensamiento activo del ser humano, si este creó que las acciones de cada persona se ven nubladas por parte de su mal juicio y no saben que podría depararles en un futuro.