¿Escuchas u Oyes?
La escucha activa va más allá de la simple escucha. Vendría siendo un esfuerzo físico y mental de querer captar la totalidad del mensaje del otro y, al mismo tiempo, tratar de interpretar correctamente su significado. Pero, ¿es esto lo mismo que oír?, no; es importante distinguir entre oír y escuchar. En ocasiones oyes palabras que pronuncian las personas, pero no alcanzas a comprender la totalidad, o globalidad del mensaje. Por lo tanto, cuando se oye, no se atiende ni se entiende de forma satisfactoria al otro. Por su parte, escuchar significa atender a la persona que te está expresando algo.
Por lo tanto, para aprender a escuchar es necesario detener tu pensamiento, relajar tu cuerpo, centrar la atención en el mensaje del otro y usar la mirada como instrumento para captar de tu interlocutor sus sentimientos y significados.
La escucha activa se genera a través de seguir una serie de pautas:
1. Ser consciente del otro. Se trata de evitar la distracción mental y ambiental.
2. Observar e interrogarse en todo momento. Lo que se pretende es ser reflexivo sobre lo que te están hablando.
3. Ofrecer feedback. Se puede parafrasear lo que dice el otro, usar interjecciones que dejen claro que estamos atendiendo (ah, um, sí, ya…) o respetar los silencios.
4. Detectar los mensajes claves escondidos tras las palabras. Se trata de recoger el mensaje real, el importante, así como los intereses que hay escondidos tras las palabras.
Para alcanzar lo que se denomina la escucha activa es necesario la intervención de estas cinco actuaciones:
a) Escuchar el contenido. El contenido consiste en las palabras, hechos, cifras, ideas y lógica.
b) Escuchar la intención. Al averiguar la intención, se consigue equilibrar el contenido del mensaje.
c) Valorar la comunicación no verbal del hablante. El lenguaje corporal del hablante y su contenido se escuchan por igual.
d) Controlar su comunicación no verbal y los filtros emocionales.
e) Cuidar tu propio filtro emocional ayudará a tu interlocutor a mejorar su mensaje.
f) Escuchar sin juzgar. No emitir juicios de valor sobre la persona o sobre su mensaje también favorece el mensaje de tu interlocutor.
Opino que la escucha activa va más allá que tus oídos, es escuchar con tu mente, sentimientos y pensamientos que tengas, es concentrarte en lo que el emisor te está comunicando para así poder ser un buen oyente y que no sea necesario repetir el mensaje ya dicho.
Cómo identificar a un Buen oyente y un Mal oyente: